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Era la primera vez que estaba sola de noche con un hombre | Angustias |
A vosotras que sois solteras os conviene saber de todos modos que le hombre a los quince días de boda deja la cama por la mesa | La Poncia |
Esta noche pasada no me podía quedar dormida por el calor | Martirio |
Me sigue a todos lados. A veces se asoma a mi cuarto para ver si duermo. No me deja respirar. | Adela |
¿Qué escándolo es éste en mi casa y con el silencio del peso del calor? | Bernarda |
¡Deja en paz a tu hermana y sí Pepe el Romano te gusta, te aguantas! | La Poncia |
¡No me mires más! Si quieres te dará mis ojos....... | Adela |
...por encima de mi madre saltaría para apagarme este fuego que tengo levantado por piernas y boca | Adela |
Me encanta la ropa interior. Si fuera rica la tendría de holanda | Martirio |
¿Dónde está el retraro de Pepe que tenía yo debajo de mi almohada? | Angustias |
Me hacéis al final de mi vida beber el veneno más amargo que una madre puede resistir | Bernarda |
¡Silencio, Digo! | Bernarda |
Aquí pasa una cosa muy grande. Yo no te quiero echar la culpa, pero tú no has dejado a tus hijas libres. | La Poncia |
Nací para tener los ojos abiertos | Bernarda |
Nacer mujer es el peor castigo. | Amelia |
Mirando sus ojos me parece que bebo su sangre lentamente” | Adela |
Si las gentes del pueblo quieren levantar falsos testimonios se encontrarán con mi pedernal. No se hable de este asunto. Hay a veces una ola de fango que levantan los demás para perdernos. | Bernarda |
Tú no tienes derecho más que a obedecer. Nadie me traiga ni me lleve | Bernarda |
Yo no tengo la culpa de que Pepe el Romano se haya fijado en mí. | Angustias |
Yo veía la tormenta venir, pero no creía que estallara tan pronto. ¡Ay, qué pedrisco de odio habéis echado sobre mi corazón! | Bernarda |